viernes, 4 de septiembre de 2009

Soros, la mano negra detrás de los sangrientos conflictos en Bagua

Por: Luis Ernesto Vásquez Medina

El 5 de junio pasado, cuando un contingente policial –con órdenes expresas de no disparar y que solo llevaba municiones de fogueo– se dirigía a desbloquear la carretera marginal tomada por los pobladores locales en la zona de Bagua Grande, la radioemisora regional La Voz de Bagua propalaba la siguiente patraña: que en esos momentos se estaba ―produciendo un genocidio en contrade los indígenas por parte de la policía‖. Este fue uno de los múltiples actos de azuzamiento criminal con los que una red de ONG y me-dios de comunicación, financiadas por el narcotraficante y especulador internacional George Soros, logró ―incendiar la pradera‖ en la selva peruana ese mes, causando la muer-te de más de medio centenar de personas, incluyendo 25 policías (algunos de estos in-creíblemente asesinados a flechazos).
La Voz de Bagua es la más potente radioemisora de la zona y es apoyada financieramente por el Instituto de Defensa Legal (IDL), una ONG que a su vez funciona bajo el auxilio económico de George Soros, quien también financia a la Coordinadora Nacional de Radioemisoras, una extensa red de radioemisoras que cubren todo el interior del Perú (con cerca de 50 estaciones de radio y 27 otros medios de comunicación), lo que les dá una capacidad operativa y de movilización mayor que el propio gobierno. La página Web de esta red (www.cnr.org.pe) publica en su primera página su conexión financiera con la Open Society de George Soros.
La intromisión de este siniestro personaje en las recientes revueltas sangrientas de Ba-gua, en la selva peruana, ha sido tan escanda-losa que el martes 16 de junio el congresista Álvaro Gutiérrez, segundo vicepresidente del Congreso peruano, en una conferencia de prensa desde las instalaciones del propio Palacio Legislativo, denunció dicho ―complot internacional contra la democracia y el Esta-do de Derecho en el Perú [...] en el que estarían involucradas algunas ONG que pro-mueven actos de violencia en la selva. Por ello pidió al Poder Ejecutivo, ―realizar la más profunda investigación de esa escalada subversiva. Gutiérrez añadió: ―… las ONG que actúan en la selva son financiadas por la fundación de Soros, el Open Society Institute (OSI). El congresista dijo que entre ellas figuran: Amazon Watch, Aidesep, Asociación Pro Derechos Humanos (APRODEH), Insti-tuto de Defensa Legal (IDL) y Comisión An-dina de Juristas, entre otras. Ante la prensa nacional e internacional, especificó que: ―Según la revista Executive Intelligence Review de los Estados Unidos, Soros financia ONG dedicadas a los derechos humanos con el objeto de tender cortinas de humo para apropiarse de los recursos naturales de los países. El congresista terminó diciendo que el único ganador es Soros, quien en su afán de imponer la legalización de las drogas incentiva el caos, tras el cual se produce el derroca-miento de gobiernos democráticos.

Su Objetivo: Legalizar las drogas y frenar el desarrollo. Desde hace más de tres décadas la oligarquía financiera, a través de su representante Soros, ha canalizado dinero a las ONG para promover la legalización de las drogas en el continente. La Comisión Andina de Juristas (CAJ), una institución creada por el MI-6, el servicio de inteligencia británico, ha sido una de las instituciones clave para desenvolver los planes de Soros en el continente. Entre los 1980 y 1990 la CAJ fue la principal fuente de financiamiento de los movimientos cocaleros e impulsó la carrera política de Evo Morales, un líder campesino cocalero salido de las filas de la Falange Socialista Boliviana, un partido fascista fundado en 1937. Hoy no cabe duda que Morales es un peón creado por las fuerzas trasnacionales que están detrás de George Soros. La presidencia de Evo Morales ha tenido como objetivo central legalizar el cultivo de la coca, tal como le conviene a la mafia trasnacional de las drogas y del dinero. Hasta el momento, muchos son los argumentos que se han levantado a favor de la legalización de las drogas y para desprestigiar cualquier intento de frenar el narcotráfico hoy se ha puesto de moda el cuento de los ―daños colaterales. En Buenos Aires acaba de realizarse la ―Primera Conferencia Latinoamericana sobre política sobre las drogas, precisamente con el desarrollo de este argumento. Para no variar, este evento fue finan-ciado por el Open Society Institute (OSI) y el gobierno de Gran Bretaña. Pero, como ya es claro a estas alturas, el verdadero objetivo de estas campañas es detener toda acción que amenace el negocio de las drogas y preservar el Amazonas como el territorio libre para la mafia del narcotráfico. El narco quiere el Amazonas

Estos propósitos son declarados con todas sus letras por Ricardo Soberón, otro emplea-do de George Soros. En el artículo ―Amazonía peruana: guerra por los recursos y contra las drogas, publicado el 22 de junio pasado en la página electrónica del Transnational Institute, organización que asimismo es financiada por la Open Society, Soberón plantea que detrás de la guerra a las drogas, que él condena, está el proyecto por reordenar el territorio amazónico a voluntad de empresas, conglomerados y megaproyectos. Seguidamente se lanza contra el conjunto de megaproyectos de integración Perú – Brasil.
Dado que ya es un hecho el que está en marcha el gigantesco esfuerzo entre Brasil y Perú para electrificar el Amazonas con una red de hidroeléctricas, cuya construcción se iniciará en territorio peruano y que permitirá electrificar todo el occidente brasileño con la producción de más de 20 mil megavatios. A decir de este empleado de Soros, esto debe pararse de inmediato, y se debe dejar a la selva tal como está, o, mejor dicho, entregar todo ese territorio a los carteles, como ya se está dando en la práctica.
Su odio al desarrollo y a los grandes proyectos físicos que interconecten Brasil y el Perú, lleva a Soberón a atacar la Iniciativa para la Integración de la Infraestructura Regional Suramericana (IIRSA), destinada a unir por redes fluviales y terrestres el Atlántico con el Pacífico. Pese a los gobiernos de Valentín Paniagua y Alejandro Toledo (controlados por George Soros), la integración Perú-Brasil avanza y ambos países comparten una alianza estratégica amplia que tiene varios componentes como, por ejemplo, el uso por parte del Perú del Sistema de Vigilancia Amazónica (SIVAM). Asimismo, la construcción de carreteras interoceánicas en el marco de la IIRSA y la construcción de seis hidroeléctricas en la selva alta peruana, para proveer de energía barata a los estados fronterizos de Acre y Rondonia.El desarrollo de la Amazonía es clave para el futuro del Perú. El Perú y Brasil constituyen la clave de una integración continental que nos lleve a la formación del mercado interno sudamericano y, por qué no, a mediano plazo a los Estados Unidos de Sudamérica. Como describiremos con detalle en posteriores artículos, gracias a las políticas permisivas que puso en marcha Alejandro Tole-do (quien gobernó de la mano con gente de George Soros, como Diego García Sayán y Hugo Cabieses, entre otros), el Perú hoy está a punto de convertirse en un narcoestado. Buena parte de su territorio está ya en mano de las mafias, la región del VRAE entre ellas. Desde la caída del gobierno de Fujimori, la producción de coca se ha más que duplicado. Hoy somos productores y exportadores de cocaína y todos los analistas señalan que en 2 o 3 años el Perú será el mayor productor mundial de coca y cocaína. Según recientes informes de DEVIDA, la oficina encargada del combate a las drogas en el Perú, el narcotráfico de lejos constituye el sector de mayores ingresos en la economía peruana y supera ampliamente a cualquier otro sector productivo, pues representa cerca del 18% del PBI, frente al 16% que alcanzan las manufacturas legales. Hoy está moviendo más de 22 mil millones de dólares anuales. Si se tiene en cuenta que en el año 2000 movía unos 8 mil millones de dólares, su crecimiento en los últimos años ha sido exponencial. ¡Se ha casi triplicado en menos de 10 años!